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Pronto se
les unen otros compañeros: Juan Claudio Audras, Antonio Couturier, Bartolomé Badard,
Gabriel Rivat, etc. etc. |
Al principio dedican el tiempo a su formación espiritual: estudio y oración. |
Pero también hay que trabajar. Se dedican a hacer clavos, luego los venden,
y así se gana la vida aquella primera comunidad. |
El P. Champagnat les ayuda en todo y, al final de la etapa de formación, les impone el
hábito de los Hermanos Maristas. |
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Al año
siguiente, Marcelino abre una escuela en La Valla. Pone al frente de la escuela
a un viejo y sabio maestro contratado. Algunos Hermanos le ayudan y al mismo
tiempo van aprendiendo a dar clase. |
Poco a poco, los Hermanos se hacen cargo de la escuela de La Valla.
Pronto
se abren nuevas escuelas en Marlhes, y otros pueblos de los alrededores. |
Las familias están muy contentas y cada vez hay más niños en las escuelas. |
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La
congregación de los HH. Maristas ha comenzado su misión, pero también comienzan las
dificultades: el obispo, algunos sacerdotes de la diócesis y otras personas importantes
le ponen muchas pegas al P. Champagnat: Dicen que es un orgulloso, que se ha metido en una
obra muy grande y sin dinero, que aquello va a durar muy poco ... |
Además, todos los
Hermanos disponibles estan ya dando clase en las escuelas y no hay aspirantes para
continuar la obra. |
Pero Marcelino no se desanima: continúa formando a sus Hermanos, y eleva su oración a
María con toda confianza ... La respuesta de la Madre no se hizo esperar mucho
tiempo. |
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Pocos días
después, se presentan en La Valla ocho jóvenes de las montañas de
Velay. Dicen que quieren ser religiosos y dedicarse a la enseñanza. |
Marcelino se queda asombrado. Los acepta como un regalo de
María. Entre ellos estaba el que luego sería el Hno. Juan Bautista, que
escribió la primera biografía del P. Champagnat. |
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Al año
siguiente, el Hno. Juan Bautista cae muy enfermo en la comunidad de
Bour-Argental. Marcelino va a visitarlo, atravesando los montes, acompañado
por el H. Estanislao. |
Pero a la vuelta les sorprende una furiosa tormenta de nieve y se
pierden en las montañas. Después de mucho caminar, el Hno. Estanislao se
desmaya agotado por el frío. |
Marcelino eleva su corazón a María y le reza el «Souvenez-vous» lleno de
confianza. Pocos minutos después ve a lo lejos una luz: era un campesino que,
en mitad de la nieve, había salido a ver el ganado. Haciendo un último
esfuerzo, pueden llegar a la casa y se salvan de una muerte segura. |
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Durante
los primeros años, el P. Champagnat tuvo que sufrir muchas críticas y dificultades por
parte del obispo y de otras personas. Pero cuando nombran un nuevo obispo de
Lyon, las cosas empiezan a cambiar. El nuevo obispo, Mons. Gaston de Pins,
aprueba la obra de Marcelino. Incluso le anima a construir una casa más grande
para que crezca la congregación. |
Marcelino ya se había fijado en un terreno, en el
valle del Gier, cerca de La Valla. Lo compra, con la ayuda del obispo, y
empieza a construir. |
Al principio fue sólo una capillita en medio del bosque, en donde se juntaban todos
para hacer sus oraciones y el P. Champagnat celebraba la Eucaristía. |
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